En un mundo dominado por la tecnología digital, la fotografía analógica está viviendo un inesperado resurgimiento, especialmente entre los jóvenes de 25 a 30 años. Este renacer está impulsado por un deseo de autenticidad y una conexión más profunda con el proceso creativo.
A diferencia de la inmediatez de la fotografía digital, la analógica ofrece una experiencia pausada y reflexiva. Desde cargar la película hasta revelar las imágenes, cada paso requiere atención y cuidado, lo que convierte cada fotografía en un logro tangible. Este proceso también fomenta una mayor apreciación por los detalles y la composición.
Tiendas especializadas en cámaras de carrete y servicios de revelado reportan un aumento significativo en la demanda. Los jóvenes valoran la estética única de las fotografías analógicas, caracterizada por su textura, imperfecciones y colores últimamente «ásperos». Adicionalmente, la sensación de exclusividad que brinda este método lo convierte en una forma de expresión artística muy apreciada.
Este fenómeno también refleja una tendencia cultural más amplia hacia lo retro y lo artesanal. En una época donde casi todo es digital, los objetos tangibles y las experiencias analógicas adquieren un valor emocional especial.
El resurgimiento de la fotografía analógica no solo revitaliza una forma de arte clásica, sino que también desafía a las generaciones actuales a redescubrir la belleza de lo imperfecto y lo artesanal.
Fuentes de información
Negocios que tienen mucho carrete
La tienda de fotos analógicas que crece gracias a jóvenes veinteañeros